sábado, 22 de enero de 2011

El valor de las cosas

Maestro, vengo porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada, me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valores más? El maestro, le dijo: Cuánto lo siento, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema, si quisieras ayudarme  tú a mi, quizás puedo ayudarte  -Encantando maestro- dijo el joven.                                                            Se quitó el anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó:    - Toma el caballo que está ahí afuera y cabalga hasta el mercado, debo vender este anillo porque debo de pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él, la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El chico empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, cuando mencionaba la moneda de oro, algunos se reian, otros le daban la vuelta de cara y solo un viejecito fué tan amable para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarle a cambio, un anillo. Alguien le ofreció, una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó. Cuando entró en la habitación y vió al maestro, le dijo: - lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste, hubiera podido conseguir dos o tres monedas pero de plata, no creo que yo pudiera engañar a nadie respecto al verdadero valor del anillo. - Que importante lo que dijiste, joven amigo - contestó el maestro. - Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vete a montar y vete al joyero, ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él, pero no importa lo que te ofrezca. No se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, miró con su lupa, lo pesó y luego dijo: - Dile al maestro, que si lo quiere vender ya, no puedo darle mas que 58 monedas de oro por su anillo. -¿ 58 monedas de oro? - Exclamó el joven. - Sí - Replicó el joyero. - Yo sé que por él, con el tiempo podríamos obtener 70 monedas, pero no sé, si la venta es urgente... El chico emocionado corrió a la casa del maestro a contarle lo sucedido. - Siéntate- Dijo el maestro despues de escucharlo. - Tú eres como ese anillo: una joya valiosa y única. Y como tal, sólo puedo evaluarte verdaderamente como un experto. ¿ Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor ? Y diciendo esto, volvió a ponerse su anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.                                     



11 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  9. Era todo broma joder,,,,,,era por pitorreo no hay que tomarselo a la tremenda por dios,,, va todo de cachondeo y uno se inventa cosas joe. :)

    ResponderEliminar
  10. Bego, me gusta mucho tu relato, su moraleja es de un gran valor espiritual, e invita a la reflexión...
    Nos enseña a no ser víctimas psicológicos de los demás, a no aceptar la definición de nuestra vida por la imagen y concepto que la gente que nos rodea tenga sobre nosotros.
    Nos empuja a conocernos, definirnos y valorarnos a nosotros mismos. Pues la opinión de los demás sobre nosotros no debe volverse jamás nuestra realidad.
    Sólo cuando seamos capaces de lograr esto, veremos que podremos tratar mejor a los demás si nuestra autoestima es mayor.
    Pues la autoestima es un sentimiento basado en sentirse capaz y amado.
    El que no se siente capaz, ni sabrá amar ni será amado jamás...

    ResponderEliminar
  11. SI Si cierto es una historia muy bonita, aunque yo le veo matices, dentro su contexto filosófico tipo Zen o cuento enseñanza trascendental, tiene mucha razón, pero el problema es que no todos pueden creerse una joya o autovalorarse óptimamente, cuando la sociedad ya te programa con arquetipos, los amigos a veces la competencia es feroz, la infravalorizacion mediatica y populista social, es el arma de la frustracion en las cuales caen miles y miles de personas relativamente menos favorecidas tanto fisicamente , intelectualmente o economicamente.

    Es difilisimo Autovalorarse en su justa medida, si tus padres, tu entorno tu medio social te lo ha puesto realmente crudo. En el colegio ya empieza los motes famosos, los adjetivos, que marcara los complejos de una vida posterior, Son improntas grabadas en el subconsciente que pasado los primeros 7 años,,, se programan y un dia afloreceran y complicaran todo, esto sumado a segun como vivas y tu medio te trate.

    Sera que a la sociedad le interesa frustrar y que nos destrocemos todos a complejos y compitiendo para hacerla mas rica y manipularnos, por que debilita a un ser y lo controlaras, creale frustracion complejos, y sera tuyo. Quien nos enseña de pequeños a protegernos del misero sistema social donde solo es respetado el que destaca?

    Deberian hacer una asignatura en los colegios, Budismo o Zen, donde eduquen y nos preparen para respetar y contribuir a la mejora de todos , no a destrozar y competir aplastando al projimo. Claro que eso no interesa al sistema, es una amenazca para que lo alimentes y futuramente contribuyas al capitalismo bestial y deshumanizado.

    En fin ojala implantan clases de filosofias orientales sobre el amor y el respeto al projimo.

    ResponderEliminar