Cada noche mueres y cada mañana resucitas.
Cuida tu mente pero no olvides tu alma, cultívalos, pues es lo único que no caduca, ni afea con el tiempo ya que todo culto y vanidad a la materia, tarde o temprano padece o envejece.
Cuídate de los que prodigan su riqueza, su belleza o de algún poder, pues todo lo que veas de su exterior o que enardecen, es justamente de todo lo que carecen en su interior.
Ayuda a quien se ayuda, pero no recites poesías al cerdo, pues ni la entenderá y si te descuidas te morderá y te emporcará.
No admitas zalamerias de nadie, los halagos en exceso o aumentados sólo son medios para manipularte, haciéndo crear una falsa imagen de ti mismo.
Navegarás por desiertos de soledad y bravos huracanes, no los mires como adversidad, míralos como oportunidades para superarte y aprender.
Ese pájaro, esas flores, ese cielo estrellado, observa simplemente que es un don el estar vivo, un privilegio. A cada paso medita y recréate en el ahora, vive sólo el momento.
Tu peor enemigo es tu ego, sin ego pierdes el Yo y te fundes como ser, imperecedero e intocable, nadie podrá hacerte daño.
Como nube que baja en gotas a la montaña, desciende por las venas de la tierra, da la vida para retornar nuevamente al mar, nada muere, sólo se transforma.
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